Se trata de un proyecto pionero, alumbrado por María Peregrina, que vio la luz en 2020, fruto de la necesidad de entender a la persona y su belleza como un todo, apoyando el ejercicio profesional de la peluquería y la estética en los saberes ancestrales, los ciclos naturales, el amor a Madre Tierra, el respeto a nuestras aguas y a los tiempos y las particularidades de todos y cada uno de los intercambios energéticos que tienen lugar en el salón, encontrando así respuestas sostenibles, saludables y equilibradas a ambos lados de la silla.